¿Fairy para la cadena de la bicicleta? Limpieza de la transmisión

«Cada maestrillo tiene su librillo», dice el dicho popular, aunque también tenemos aquel que dice que «sabe más el diablo por viejo que por diablo».

Hoy trataremos el tema de cómo mantener limpia la transmisión de nuestra bicicleta sin emplear demasiado tiempo en ello. Y es que la limpieza de la transmisión es un tema que puede resultar bastante engorroso. Desde mi punto de vista, el mantenimiento de la bici tiene que ser un tema llevadero; dos horas de bici no nos pueden acarrear dos horas de limpieza.

Yo diría que hay tres modos de lavar la transmisión:

El perfecto. Hay gente que lo aplica cada vez que rueda en mojado/lluvia o de manera habitual; yo este método lo reservo para una vez al año (o al medio año, según condiciones de rodaje) y lo hago coincidir con la revisión completa y engrase de la bici. En este caso, se desmonta la rueda trasera y se extrae el cassette, al que aplicamos desengrasante (de bicicleta) y dejamos impoluto. También podemos desmontar las bielas y realizar el mismo procedimiento con los platos. La cadena, o la pasamos por un limpiacadenas o bien aprovechamos para desengancharla y lavar también a base de desengrasante y agua. Al final, lo dejamos todo bien seco con un trapo. Hará falta un enganche de cadena nuevo al final (eslabón rápido o pión) y limpiar y engrasar el pedalier, además de, claro está, echar aceite a la cadena. Esto, está claro, es una tarea que deja la transmisión impecable, que no afecta a bujes ni pedalier, pero que requiere una buena cantidad de tiempo si no somos profesionales del tema.

El bueno. Este es el método «rápido» que yo uso sólo cuando veo necesario, esto es, cuando hay realmente mucha suciedad pegada a platos y piñones. En la bicicleta de carretera, si no rodamos en mojado y no lavamos a menudo, es habitual que toda la transmisión coja una capa fea de aceite ennegrecido, el cual se va apelmazando, espesando, a medida que circulamos durante días. El aceite espeso atrapa suciedad, arenilla, pero es que también provoca que la cadena se quede pegada en un cambio de plato, lo que resulta en «chupados de cadena». Así pues, se aplica desengrasante de bicicletas a todo el conjunto (dientes de platos-casete, cadena) con una brocha pequeña escurrida y con cuidado de que no llegue a los rodamientos/pedalier. Dejamos un par de minutos y aclaramos con agua abundante pero no a presión. Esto deja toda la transmisión bastante limpia, y, si queremos, podemos acabar de limpiar con un cepillo entre los dientes de los piñones, etc. Después secamos y aceitamos la cadena (ya sabéis, sin pasarnos, una fina capa es suficiente; es buena idea retirar el sobrante con un trapo o, incluso, papel de cocina). Este método, como digo, deja la transmisión bastante limpia y además nos llevará poco tiempo, lo que pasa es que no es recomendable aplicar a menudo, ya que el desengrasante, por mucho cuidado que pongamos, poco a poco entrará en sitios indebidos y al final tendremos chirridos por todas partes y necesitaremos hacer una limpieza y engrasado completo. No es mala idea aprovechar para medir la cadena siempre después de este lavado, que en bici de carretera suele ser una vez al mes y en la de montaña cada dos semanas, para llevar controlado su desgaste.

El del día a día. Este es el método que mejor me ha funcionado para la bicicleta de montaña, donde los lavados son habituales, pues en verano la transmisión se llena mucho de polvo y la cadena se reseca cada dos/tres días, y en invierno pues lleva mojaduras casi a diario, bien por lluvias o por charcos, barro, etc. En estos casos de lavados a diario, el método que mejor me ha funcionado es el de dar un manguerazo a la bicicleta para sacar el barro o arenilla (que luego podemos acabar de limpiar con un trapo o una esponja) y, a la cadena, de verdad, esponja barata de baño bien surtida de Fairy (o equivalente, jajaja). Estos desengrasantes, para mi gusto son, aparte de económicos, muy «light», y ayudados por la esponja (agarramos la cadena en medio, con una mano, mientras la hacemos rodar con la otra mano en un pedal), dejan la cadena suficientemente limpia sin atacar a bujes, roldanas ni pedalier. Al lavar a menudo, el aceite no se espesa en platos ni piñones, por lo que sólo con agua quedan suficientemente limpios para rodar, sin necesidad de desengrasar a tope (como mucho, se pega tierra a platos y rulinas, lo que se saca bien con un destornillador). Y la cadena, pues queda bastante brillante. Se seca, aceite, y a rodar (es importante no dejar nunca dejar secar la cadena desengrasada al aire, pues se oxida a una velocidad increíble, y aunque echemos aceite después, el daño ya está hecho, y su vida se acortará mucho).

Un detalle a tener en cuenta es que el desengrasante de vajillas no vale si en la cadena echamos aceite de invierno, el cual es muy espeso y no sale con este tipo de productos poco agresivos. Si hemos echado aceite de invierno en nuestra cadena y no hemos rodado con lluvia, seguramente se pegará bastante a toda la transmisión y tendremos que usar el segundo método para limpiarla. Yo, si os digo la verdad, tengo un odio especial al aceite de invierno, pues incluso con desengrasante específico cuesta dejar todo bien limpio. Con el aceite de tiempo seco (dry), es más sencillo mantener la transmisión limpia y engrasada cuando nos enfrentamos a duchas frecuentes. Hombre, está claro que si quieres circular en mojado y dejar la cadena desatendida un tiempo, es mejor el aceite de invierno (wet), así como si prevés que vas a rodar muchos kilómetros bajo lluvia. Cada uno debe valorar su situación y conveniencia.

El tema es conseguir llegar con la bici más o menos en condiciones a, por supuesto, la revisión y engrase completo anual, la cual nunca debemos dejar de lado, tanto por nuestra seguridad  como por que no necesitemos mayor inversión después, por dejadez, pero sin por ello tener que perder excesivo tiempo en el cuidado de nuestra bicicleta.

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