Hubo un tiempo en el que comencé a pensar que en esta era marcada por las redes sociales, el streaming de vídeo, el tener como referente a los youtubers, gamers, etc., se estaba creando de alguna manera una nueva generación algo «atontada», lo cual, por otro lado, ofrecería grandes oportunidades a la gente que se preocupase por formarse, ya que los profesionales serían cada vez más escasos.
Sólo había que salir a la calle o ir a cualquier bar para fijarse en la gran cantidad de gente que está siempre pendiente de su «atontaphone», invirtiendo casi siempre el tiempo en el WhatsApp, YouTube, Facebook, Instagram, etc.
Así es que me llevo una grata sorpresa cuando reviso el panorama actual de, por ejemplo, la programación, un área ardua que, pese a la creciente demanda de profesionales, creía que iría un tanto en déficit de programadores, y la sorpresa es comprobar que nada más lejos de la realidad.
El sector de la programación parece disponer de buena salud, con un interés creciente por parte de toda índole de individuos y edades, con o sin experiencia previa en esta temática. No sólo la gente elige esos estudios en edad escolar sino que existe mucha gente que está estudiando por su cuenta para tratar de cambiarse de profesión. Hablamos de gente autodidacta que se apoya en la documentación en línea o echa manos de los excelentes y accesibles cursos que gente con mucha dedicación pone a disposición global para quién esté interesado en aprender algo nuevo. También, por supuesto, existen cursos más caros, bien sean presenciales u online. El sueño de muchos es cambiar/mejorar su vida laboral; muchos lo han conseguido ya, a base de dedicar su tiempo libre a estudiar en lugar de dejarse llevar por el banal entretenimiento.
Por supuesto, también tengo contacto y conocimiento de mucha juventud que se esfuerza en sus estudios, que viaja al extranjero para manejarse mejor por el mundo y por otros idiomas, para liberar barreras… Barreras que, lamentablemente, tal vez algún día crucen para emigrar a un país donde sus esfuerzos sean mejor recompensados que en la, lamentablemente, achuchadora España con los mejores profesionales y emprendedores.
En todo caso, mis pREjuicios tornan en esperanzas de que, tal vez, estaba muy equivocado con el pERjuicio que el entretenimiento móvil/internet estaba creando en las nuevas generaciones, también en la sociedad en general. Otro tema ya sería esperar un uso correcto del idioma, bes y uves, haber/a ver, echo/hecho, por qué/porque/porqué… Pero bueno, a veces tampoco es lo más importante.
La verdad es que, el simple hecho de que existan multitud de canales en YouTube dedicados a la programación, a las ciencias, a las matemáticas… y que tengan grandes cantidades de seguidores, es ya de por sí muy reconfortante.
No se me malentienda, que nada tengo yo contra el entretenimiento digital, pero mejor si no es el centro de nuestras vidas, ¿no?